En busca del personaje acuatico perdido

En estos días he logrado nadar, deslizarme sobre ese liquido que algun día me llegó atemorizar. El desliz del agua es un don primordial, cuando comienzas a llevarte bien con el agua, te permite jugar.
El primer paso es pedirle que te deje entrar, claro si buscas la cordialidad, si eres temerario de ella, no dudes que ella te querrá devorar.
Y si eres bueno una vez dentro de ella tu fisiología tiende a cambiar, escamas te comienzan a brotar, talvez nunca lo has notado pero es verdad, el primer síntoma esta al andar pesado y ligero ese sentimiento llegará, después en tus extremidades, los quieres mover es ahí donde todo comienza a cambiar, después te da por respirar o mas bien exhalar , y tus pulmones se cambian por branquias, y nos encanta ver esas burbujitas saltar, las primeras veces somos como pececitos “golden” o esos peces “japoneses cachetones”, pero nosotros guardamos oxigeno en ese lugar, a medida en cambia tu nadar comienzas a transformar tu verdadero ser acuático, y es quien sale a nadar, solo que somos muy despistados y estamos atemorizados de ver ese cambiar, así que no temas, la memoria no lo podrá registrar, solo recordaran el beneficio que dejó, solo el cuerpo lo recuerda en esas arruguitas en las palmas y plantas de nuestras extremidades.
Una vez que lo comiences a experimentar querrás regresar a peceras grandes o personales, talvez algo mejor al mar.